Las urnas contenían los restos de la cremación del cuerpo. Una vez depositados en su interior, se cubría con una tapa y el conjunto se enterraba en una fosa. A veces, junto a la urna se depositaban vasos de acompañamiento y piezas de bronce que completaban el ajuar. El ajuar era más rico o más sencillo en función de la edad, el sexo y el estatus social del difunto. La presencia de urnas de incineración nos indica un cambio en el ritual funerario, que hasta ese momento era la inhumación.