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Museo Romántico

El Museu Romántico Can Llopis se encuentra actualmente cerrado por reformas.

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Intimidad y vida social en el romanticismo. El romanticismo representó la apoteosis del individuo en todos los campos de la actividad humana. También en el de la arquitectura y la decoración de interiores. Los hombres y mujeres querían poner de manifiesto su personalidad, su gusto. A través de objetos y muebles de diferentes procedencias y estilos, reunidos armónicamente, la vivienda muestra cómo eran, o cómo querían ser, las personas que vivían en ella. En una casa romántica cada rincón esconde un secreto, cada objeto guarda el recuerdo de un instante de vida. A partir de estos rastros podemos reconstruir y comprender el pasado.

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El Museo Romántico Can Llopis. Esta casa del siglo XIX, perfectamente conservada, nos permite acercarnos a las formas de vida de una familia de propietarios catalanes que vivió su esplendor durante los años del romanticismo. Fue construida a finales del siglo XVIII en estilo neoclásico, de formas sobrias y elegantes, con muy poca ornamentación. Fiel a la tradición mediterránea, la casa conserva el patio central por donde se encarama la escalera principal que sube a la planta noble. La decoración del interior refleja la evolución del gusto desde la época de la construcción del edificio, fuertemente influido por los estilos aristocráticos, hasta el triunfo de las nuevas formas del romanticismo burgués.

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El progreso técnico. En la casa se pueden ver algunos avances técnicos del siglo XIX: un carruaje con capacidad para catorce personas y varios velocípedos (uno de los cuales es bastante sofisticado, con llantas de goma y pedales). A través de las distintas salas también se puede recorrer la evolución de la iluminación, desde los candeleros y las arañas con velas de cera hasta el alumbrado de gas.

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Los Llopis. De origen marinero, la familia Llopis entroncó a mediados del siglo XVIII con una familia de propietarios rurales, los Falç. Los Llopis se dedicaron a las propiedades familiares y al cultivo de las viñas. En la bodega de la casa se elaboraba la Malvasia Llopis, que se exportó a distintos países de América. El último miembro de la estirpe, Manuel Llopis i de Casades, cedió la casa solariega a la Generalitat de Cataluña, en 1935.

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El Museo Romántico fue inaugurado en 1949. Ha sido ampliado sucesivamente con una serie de dioramas que ilustran diferentes episodios de la vida del siglo pasado y de las tradiciones populares catalanas, así como con la colección de muñecas de la artista Lola Anglada, que reúne más de cuatrocientas piezas de varios países, muchas de las cuales son del período romántico.


Última actualización: 10/04/2024