El Museo del Trigo y del Campesinado posee un marcado carácter etnográfico, ya que presenta una muestra significativa de la cultura material de los diferentes ámbitos de la vida rural, desde las estancias de la casa, con los utensilios propios de las tareas típicamente domésticas, hasta los aperos del campo, los que se utilizaban en la elaboración de los productos, o las herramientas de los oficios tradicionales.

En octubre de 1963, Agustí Duran i Sanpere, historiador e hijo de Cervera, consiguió iniciar una campaña de recogida de objetos agrícolas a través de un llamamiento popular. De esta manera, se recopilaron los objetos que darían lugar a la creación del que sería el futuro Museo del Trigo y del Campesinado.

La convocatoria fue un éxito y en solo diez días se reunieron más de seiscientos objetos, que pertenecían a unos ciento cincuenta propietarios distintos, procedentes de cuarenta localidades de la región. Esas piezas ilustraban una vida en el campo en plena transformación y fueron las primeras piezas que conformarían la importante colección que se custodia hoy día en el museo, que documentan la vida y el trabajo antes de la industrialización del campo catalán.