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Todos juntos podemos parar el sida

Todos juntos podemos parar el sida, Keith Haring, 1989 (1996) (1998) (2014). MACBA, Bareclona.

Todos juntos podemos parar el sida, Keith Haring, 1989 (1996) (1998) (2014). MACBA, Bareclona.

Keith Haring hizo su primer mural público de grandes dimensiones en 1982 en la Houston Street de Nueva York. Desde entonces y hasta su muerte, siete años más tarde, realizó murales en varias ciudades como Berlín, París, Pisa o Barcelona. Con un estilo figurativo en el que destacan los trazos anchos y negros para resaltar las figuras, sus murales concentran los iconos habituales del artista: los niños, la vida, el sexo, la muerte y, en los últimos años, la lucha contra el sida.

El mural que Haring hizo en Barcelona nació de un modo casi fortuito. El día 22 de febrero de 1989, al regresar de Madrid, Haring se encontró a su amiga Montse Guillén, propietaria del restaurante El Internacional de Nueva York. Cuando Guillén le sugirió la posibilidad de hacer alguna intervención en Barcelona, Haring aceptó con la condición de poder elegir el lugar. Rápidamente se consiguieron los permisos necesarios por parte del Ayuntamiento y Haring eligió una plaza en el corazón del Raval, que entonces aún se conocía como Barrio Chino y que estaba muy degradado. Haring optó por una de las paredes donde cada mañana se encontraban más jeringuillas, en la plaza Salvador Seguí, entre la calle Robadors y la de Sant Pau; decía que le recordaba los barrios marginales de Nueva York donde había empezado a pintar. Aunque Haring explica en sus Diarios que pintó el mural el 24 de febrero, la prensa de la época y el video que grabó la acción documentan que fue el día 27. Dos días después, dejaba la ciudad.

Aunque era un artista muy cotizado, Haring pintó el mural del Raval desinteresadamente. Pintó en un contrafuerte adosado a la pared de un edificio en estado ruinoso y, tal como anota en sus Diarios, comenzó a las doce del mediodía y en cinco horas lo había terminado. «He tardado cinco horas en pintarlo, como había previsto. La pared tenía una inclinación extraña en la que era difícil pintar, pero una de las cosas que más me gustan de este trabajo es la adaptabilidad (física) que requiere. He encontrado una postura que me permitía pintar de una forma homogénea y equilibrada. Algunas de las mejores fotos de este mural reflejan el lenguaje del cuerpo y las posturas que adopto para pintar.» En el mural, se ve una jeringuilla asfixiada por una serpiente de grandes dimensiones con un nombre escrito debajo: SIDA. Una pareja que forma una tijera secciona el animal y alguien le coloca un preservativo en la cola. Pintado con un solo color, rojo, el color de la sangre, Haring terminó el mural con una inscripción en castellano: Todos juntos podemos parar el sida.

Los murales públicos realizados por Haring han corrido distinta suerte. Algunos se han conservado, otros no. En el caso del mural del Raval y teniendo en cuenta el estado del muro donde se dibujó, Haring lo concibió como una obra efímera. Al poco tiempo aparecía ya dañado y desconchado por la degradación ambiental y por intervenciones humanas como pintadas. Por otra parte, el edificio que comprendía el muro con la obra de Haring estaba afectado por el Plan Especial de Reforma Interior del barrio del Raval: había que derribarlo. Antes de que se aplicase el Plan, el Ayuntamiento decidió, de acuerdo con los responsables del legado del artista y con el MACBA, sacar un calco a tamaño real de la obra y tomar muestras de color de la pintura utilizada. Un equipo de restauración contratado por el Ajuntament de Barcelona inició el proceso de realización del calco de la obra el septiembre de 1992. Este calco posteriormente fue depositado en el MACBA. La posibilidad de trasladar el muro piedra a piedra se descartó porque esta opción tenía un carácter arqueológico incompatible con el espíritu vivo de la obra de Haring. 

En febrero de 2014, coincidiendo con el 25 aniversario de la realización del mural por parte de Haring, éste vuelve a ser reproducido en el mismo muro exterior al museo con la complicidad de la Keith Haring Foundation, el Ajuntament de Barcelona y el MACBA.

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