Perros corriendo, de Henri Cueco (Uzerche, 1929), adquiere sentido con la repetición de estos fragmentos de perros que corren, amenazadores, que no son de compañía, con la lengua fuera, muy roja. El rojo, color con connotaciones eróticas pasionales, color de la sangre, cálido, que aquí tiene claramente una finalidad amenazante.
El artista pintó una serie sobre perros, de la que esta obra forma parte, a partir de un sueño en que unos perros le perseguían.