La Casa Gassia es un buen ejemplo de la arquitectura pirenaica anterior al siglo XX. Los materiales son los propios del país: piedra y madera. La imaginamos revocada en blanco, como correspondía a una casa rica.
Una casa es un edificio vivo que está en constante evolución y transformación, íntimamente ligado a la vida de sus habitantes. Constituye un excelente testimonio cultural de cómo han cambiado históricamente las formas de vida de un territorio o país gracias a los cambios sociales, económicos y culturales. Si se observan los muros exteriores, se aprecian puertas y ventanas que parecen corresponder a niveles distintos de los actuales. Las formas del edificio han variado a lo largo de los años, en función de la economía y las necesidades de las personas que han vivido en él.
La Casa Gassia era funcional. Aquí se dedicaban a la agricultura y la ganadería —había cuadra, pajar, trillo y vivienda—, y se intentaba que la casa fuera cómoda y bonita a la vez.
La casa no es solo un edificio donde vivir, sino también un concepto con el que se identifica una familia o un grupo doméstico concreto, un grupo social. Consta, además, de una serie de propiedades, tierras y ganado que acaban conformando un todo, integrado por un patrimonio material e inmaterial.