En 1956, se empieza a gestar la creación de un Museo de Arte Contemporáneo en Barcelona, que tenía que dar cabida a la obra de toda una serie de artistas emergentes que ganaban prestigio paulatinamente, a menudo más en el extranjero que aquí.
Con las figuras de Cirici Pellicer y Cesáreo Rodríguez-Aguilera al frente, entre otros, se elaboró una lista de los artistas de vanguardia que se consideraban imprescindibles y se les pidió una obra. Estos respondieron a la llamada regalándola directamente o cediéndola en concepto de depósito. Participaron autores catalanes como Guinovart, Tharrats, Ràfols Casamada, Cuixart, Hernández Pijuan o Argimon; españoles como Saura, Canogar o Zabaleta, y algunos extranjeros que en aquel momento se encontraban en Barcelona, como Bechtold, Tábara o Nadia Werba.
Entre 1960 y 1963, esta selección estuvo expuesta al público en la cúpula del Coliseum (el actual cine Coliseum de la Gran Vía de Barcelona).
Los promotores de la aventura, que se resistían a desfallecer, tuvieron almacenadas muchas de las obras durante años, esperando encontrarles una nueva salida. El Patronato de la Biblioteca-Museo Víctor Balaguer se ofreció a acogerlas en el castillo de la Geltrú, hasta que llegaron al mismo Museo, donde se exponen hoy en día.